divendres, 10 de juliol del 2015

Capa

"Abrí lentamente los ojos y me forcé para estirar mi mano derecha en busca de algo que pudiese utilizar. Apenas podía moverme, pues el paisaje helado había entumecido mis músculos, pero intenté arrastrarme como un último intento de continuar viviendo. La tormenta no había cesado y las vistas denotaban una seria tenebrosidad sin rastro de vida. Fue entonces cuando lo vi. Estaba enfrente mía, mirándome con ojos serios. "No puedes rendirte", decía a la vez que un brillo en si mirada me explicaba que jamás se iría de mi lado. 

Cogí su mano y estiré fuertemente, pero de él solo quedó una tela de color marrón oscuro. Una capa fue lo único que dejó. Agarré la tela oscura y la abracé contra mi pecho segundos antes de resguardarme bajo ella. De repente, todo el frío comenzó a disiparse. Podía notar como de aquella capa salía un tierno calor, que me desprendía de todo el frío que había congelado mi ser..."

Dejé de escribir en mi libreta y miré hacia la puerta. Allí estaba, esperándome. Todavía podía notar la mirada firme de aquella pieza de tela antes de ser lo que era entonces. Observé mi habitación. En la pared mi escudo reposaba junto al escritorio y los estantes, con el muñeco de trapo, la paloma de plástico y la figura delgada del gato blanco. No veía a mi perro, que continuaba en la habitación contigua, jugando con el ratoncito, pese que este le había causado bastantes heridas que todavía no se habían curado.

Me acerqué a la pieza de tela que salvó mi vida aquella vez y la acerqué a mi pecho. El calor que desprendía conservaba aún su fuerza, cosa que esbozó un intento de sonrisa en mi rostro. Me senté en la cama y me coloqué la capa sobre los hombros.

"Se avecina una temporada fría" susurro.

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