dimecres, 24 de juny del 2015

Our Last Night

"Same Old War"- Our Last Night

I've been fighting the same old war
Against a disease without a cure
Been holding on for so long, for so long, for so long
I've been wishing upon a star as my universe falls apart
I feel so far from the sky when my dreams are flying by
And they say it's a battle that can't be won
We need our knives, we need our guns

Should I run away and change my name?
Or should I stay and fight through the night
And never close my eyes?
I'll never close my eyes

I've come too far to go back now
To turn into a face in the crowd
Been on this road for so long, for so long, for so long
Convinced there is no way out, my world is turned upside down
My sense of direction's been gone, for so long, for so long
And they say it's a battle that can't be won
We need our knives, we need our guns

Should I run away and change my name?
Or should I stay and fight through the night
And never close my eyes?
I'll never close my eyes

Stay strong, keep moving, can't let the darkness blind us
Carry on, we'll be the ones that pull the stars down to us
Stay strong, keep moving, can't let the darkness blind us
Carry on, we'll be the ones that pull the stars down to us

Should I run away and change my name?
Or should I stay and fight through the night
And never close my eyes?
I'll never close my eyes

(I'll never close my eyes...)

dilluns, 22 de juny del 2015

Habitación contigua

Abro los ojos. Todavía permanece la oscuridad de la noche encerrada en mi habitación, pero la luz de la Luna llena la difumina, dejando entrever las figurillas de mi estantería. Observo el polvo que cubre el gran escudo colgado en la pared de mi derecha mientras busco en mi mente el sueño, que no llega. Me levanto y, con cuidado, comienzo a retirar la suciedad que permanece hostil sobre aquello que me salvó algún día. Acabo y vuelvo a observar el brillo de la luna sobre la superficie plateada.

Cierro los ojos. Escucho las patas de mi perro sobre el suelo de la habitación. Parece que también se había desvelado. Me muevo lentamente hacia la ventana, donde mi perro juega con algo. Me agacho y observo. Se trata de un ratón cuyos ojos chocolate se funden con su pelaje marrón claro. Acaricio a mi fiel guía y al pequeño ratón con una gran sonrisa en mi cara y una lágrima cae por mi mejilla. Me alejo de los dos animales.

Lo escucho.

Escucho al ave blanca sobre el cabezal de mi cama y me siento a su lado. Acaricio la cabeza del ave mientras observo a los dos animales jugar juntos. Veo a mi amigo feliz y eso me esboza una gran sonrisa en la cara. ¿Debería dejar a ambos animales en otra habitación para que puedan jugar a sus anchas?

Claro que sí.

Abro la puerta y guío a mi can y al ratoncito a la habitación contigua. Preparo comida y bebida para ambos y  sitúo un par de camas pequeñitas al fondo de la habitación. Miro a mi perro, que detiene su juego para mirarme. Nuestros ojos se miran y él asiente en forma de agradecimiento. Cierro lentamente mi puerta y sonrío.

Gracias.

Vuelvo a mi habitación y miro a mi alrededor. Veo la figura de la paloma, mi muñeco, mi figura del gato blanco, mi escudo y mi capa entre el resto de objetos. Nada es igual, pero nada es diferente.

Miro por mi ventana. La Luna continúa llena e ilumina con calma el sereno lloro de mi gran alegría adquirida. "Hasta ahora, compañero. Te curaré si te lastimas. Sé feliz" digo por último.

dijous, 11 de juny del 2015

Canto desesperado

Amigos, ¿Y si dejo que todo fluya? ¿Y si dejo de insistir, hermano? ¿Seguiréis a mi lado? El frío de la noche consumirá el esbozo de la sonrisa que se dibuja en mi cara con vuestra partida. ¿Es mucho pedir querer quereros? ¿Es mucho pedir que me queráis?- Canta inocente el ave maltrecha mientras zurea sobre la estantería de la habitación. Mira a sus lados con sus ojos cristalinos y tenues en busca de apoyo, pero no logra ver nada que le resulte útil.

Un muñeco de trapo le sonríe con ojos tristes desde el otro lado de la estantería. ¿De quién se trata? ¿Por qué sonríe, si de sus ojos cosidos caen la melancolía de tiempos pasados? Las extremidades de plástico no permiten al ave moverse hacia aquel moribundo conglomerado de tela, pero eso no impide que cante fuerte y claro.

-Amigo, ¿Quién eres? ¿Cual es el motivo de tu enferma sonrisa?- Grito al cual no recibe respuesta alguna pese a la intención del muñeco, pues sus labios cosidos no le permitían pronunciar palabra alguna. Un gato blanco le responde en su lugar, tumbado inmóvil sobre el escritorio.

-Es aquel que ayuda sin ser ayudado. Es ese que jamás pudo escuchar su voz, mas no te preocupes, estruendosa ave mensajera, pues no necesita ayuda. Además, ¿Antes de saber de alguien, no sería mejor conocerte tu propia ánima? ¿Quién eres y qué haces?- Pregunta el gato albino con ligero desprecio.

-Sé perfectamente quién soy, por eso me preocupo por el resto de juguetes que permanecemos aquí, encerrados y aislados de la realidad. Dime, ¿Acaso sabes quién soy?- Contesta la pequeña paloma de plástico

- Sabia pregunta.- Dice el felino mientras lame su pata con el áspero tacto de su lengua rosada.- Pero, ¿Acaso no somos lo mismo? Somos todos la misma persona, la misma ente que piensa y se desarrolla como una y a la vez muchas. ¿Acaso no sentimos lo mismo? Pero, ¿Sentimos? ¿Somos? No puedo responder a ninguna de esas preguntas, pues es algo que alguien simple como yo, un gato que no posee ningún color excepto el blanco, el más simple de los colores, jamás podrá descifrar. ¿Sentir, amar, querer? No seré yo quién diga lo que significan esas palabras, pues no son más que eso. Palabras.

La ventana entreabierta deja entrar un soplo del helado aire de la noche y el ave agacha la cabeza. Sus ojos azulados de cristal denotan un compás melancólico en su falso latido. No cesa su melodía.

-Amigos, dejaré que todo fluya. No me verás insistir, hermano ¿Seguiréis a mi lado? El frío de la noche consumirá el esbozo de la sonrisa que se dibuja en mi cara con vuestra partida.

dilluns, 8 de juny del 2015

Monocromo

El viento golpea la puerta violentamente. Las ventanas son los tambores de las corrientes de aire. Mi perro continúa tumbado en el suelo del estudio, agotado por todo aquello que ha pasado estos días. Acaricio su cabeza como señal de que todo irá bien y él me mira con ojos cansados. Continúo mientras escuchando el estruendoso ruido que el viento compone con las paredes de mi casa como instrumento y sigo escribiendo mi diario.

Pum!

Algo choca con mi ventana y cae indefenso frente a ella. No sé qué es. No lo veo claramente en la oscuridad de la noche. ¿Eres tú, pájaro azul? Cojo mi capa para resguardarme del frío del que la Luna es soberana y salgo en busca de aquel animalillo herido. Lo localizo y, en efecto, no es el pájaro azul. Simplemente se trata de un ave blanca como la nieve, cosa que me desmotiva...

Entro al estudio con el pequeño animal herido en brazos, inconsciente. Mi fiel compañero se levanta a ver lo sucedido y olisquea al ave. Dejo mi capa junto al escudo que cuelga de mi pared y dejo el pájaro albino (Así lo he llamado) sobre la mesa. Examino sus heridas mientras pienso en el pájaro azul... ¿Podré cuidar de este ave? No quiero que marche y deje el nido vacío frente a mi ventana. No es el pájaro azul... ¿Acaso lo puede ser?

El sonido de las patas de mi perro me devuelve a la realidad... Tengo miedo... Miro su hocico. Lleva un viejo maletín de pintura. No lo entiendo. Abro el maletín y entonces comprendo todo. El azul y el amarillo forman verde, el blanco y el rojo hacen rosa...

¿Y si del blanco hago azul? pienso mientras el animalillo yace en la mesa.