dimarts, 22 de juliol del 2014

Luna

Luna

Todo está oscuro. Escucho los aullidos sordos de los perros vagabundos, que no cesan. Un frío soplo de viento me trae el olor suave de la inerte y a la vez tan viva tierra, seca ya por el bochornoso abrazo del Sol, el cual se escondió hace horas para descansar.

Asomo la cabeza por el gran balcón sin alzar mucho la mirada de las montañas repletas de enormes pinos, que se pueden observar como sombras negras sobre el bello cielo azul oscuro. Empiezan a deslumbrar algunas estrellas que, al igual que yo, han salido a contemplar el misterioso cuadro que la noche ha pintado en el lienzo que forma la misma geometría del paisaje, alumbrada por el fino pincel  que forma la luz que refleja hoy la Luna. La miro, pero un suave aleteo distrae mi mente.

¿Será el pájaro azul?

No, el nido seguía vacío y helado sin ningún animalillo que lo cuide. Continúo escuchando el suave aleteo que me daba esperanzas mientras una minúscula sombra sobrevuela mi cabeza.

La observo.

Observo al pequeño murciélago unos momentos antes de que desaparezca de nuevo en la noche mientras escucho el sonoro canto de los grillos.

Miro de nuevo la Luna, que se refleja coqueta en mis ojos azules. ¿Volverá el pájaro azul? No lo sé, pero ahora mismo tampoco importa, la Luna hoy no se ríe de mi como otras veces. Hoy la luna está llena y me ilumina alegre y suave la cara con su mágica luz etérea.

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